miércoles, 22 de septiembre de 2010

Arrancan las Comidas Escolares

Ya estamos de regreso a clases. Las vacaciones de verano han concluido y es un momento esperado por muchos padres de familia trabajadores. ¿Será porque junto con las vacaciones se esfuma la preocupación de cómo alimentar y cuidar a nuestros hijos? Ellos regresan a clases y nosotros disfrutamos nuevamente de nuestra rutina cotidiana, pero debemos considerar que la transición entre el periodo vacacional y el escolar para los niños es dura, sobre todo cuando se trata de su régimen alimenticio. Lo anterior cuestiona lo siguiente: ¿El hecho de que las comidas escolares hayan sido modificadas, significa que debemos despreocuparnos por lo que nuestros hijos comen en la escuela?... La respuesta es NO... Si realmente creemos que un niño es capaz de tomar buenas decisiones sobre la cantidad y calidad de los alimentos que ingieren, tenemos mucho camino por recorrer.
Tomemos en cuenta que los niños aprenden principalmente con nuestro ejemplo como padres, maestros, hermanos, y amigos. Tomar buenas decisiones no es una cualidad innata, por lo tanto, no podemos esperar que ellos sepan qué alimentos son los adecuados para su cuerpo. Tampoco podemos culpar a las escuelas, y mucho menos a ellos mismos cuando presentan sobrepeso. Es común que los niños aumenten de peso durante el verano, ya que la falta de actividad suele convertirse en ocio y éste conlleva a una ingesta elevada de kilocalorías (energía), especialmente si en nuestras casas abunda la comida “chatarra.” Entonces preguntémonos: ¿Qué tanto ayudarán, o cómo es que contribuirán las modificaciones de comidas escolares a la salud de nuestros hijos?
Se han eliminado los refrescos y algunas comidas “chatarra,” lo cual permite controlar un poco la calidad del alimento escolar. Sin embargo, los maestros y los padres de familia no podemos controlar la cantidad de alimento que consumen los niños en la escuela. Como padres, podemos controlar la que se consume en casa, e instruir a los niños para que aprendan a consumir alimentos saludables en cantidades adecuadas evitando la sobrealimentación. Si durante el día existe un desequilibrio entre la ingesta de kilocalorías y el gasto energético individual de cada niño, al consumir alimentos saludables en cantidades inadecuadas el sobrepeso es inevitable. Ahora sumemos los efectos secundarios del sobrepeso: Obesidad, Diabetes Mellitus, Hipertensión, Síndrome Metabólico, etc.
¿Qué hacer para prevenir la sobrealimentación, sobrepeso, y obesidad? Programarnos como padres para ayudarlos a mantener un estilo de vida disciplinado y estable durante su tiempo libre. Esto se logra mediante la planeación de actividades, establecimiento de horarios fijos de comidas, y control de disponibilidad y selección de los alimentos que ingieren; pero lo mas importante es ejemplificar la conducta. Como padres y maestros, tenemos el deber de instruirnos sobre nutrición, y así transmitir nuestros conocimientos a futuras generaciones. He ahí la realidad sobre la función de la nutrición como medicina preventiva.
La manera más sencilla de balancear las comidas es trabajando con porcentajes de macronutrimentos (Carbohidratos, Proteínas, Grasas), combinar estos tres en cada comida y/o colación, e incluir 4 ó 5 comidas pequeñas/moderadas en nuestro régimen alimenticio diario. Por ejemplo, un alimento que contiene más de 30% de kilocalorías en grasa, es un alimento alto en grasa y no un alimento balanceado. Identificar los alimentos altos en grasa y carbohidratos, y bajos en proteína, sería la primera tarea para definir si un alimento es saludable o no. Los alimentos de bajo índice glucémico y ricos en proteínas son bajos en calorías y ayudan a mantener un estado de saciedad prolongado, ésto es lo que hay que buscar… Ahora hay que proponernos el reto de aplicar las buenas bases y no seguir contribuyendo al sobrepeso y obesidad infantil.

sábado, 19 de junio de 2010

ALIMENTO: ¿PARA LA PIEL?

La piel es el órgano más grande de nuestros cuerpos. Funciona como una barrera de protección y al mismo tiempo como una membrana permeable por la cual absorbemos muchísimos elementos, químicos, y sustancias tóxicas. Es por eso que debemos tener cuidado con los productos que utilizamos para mantener una piel saludable. Nuestra piel es también el órgano más visible, por lo tanto, es el indicador principal del estado de salud de una persona. Una piel saludable necesita vitaminas, minerales, e hidratantes naturales para mantener su tono, tersura, y elasticidad; incluso para lograr un buen bronceado. Aunque no es conveniente exponernos constantemente a los rayos solares durante tiempos prologados, la luz solar es inevitable e incluso indispensable para nuestro organismo. Por ejemplo, la piel sintetiza la vitamina D mediante rayos solares. La clave es disfrutar el verano de manera cuidadosa, protegiéndonos de la deshidratación y de los rayos ultra violeta con protector solar.
Es de suma importancia mantener hidratado a nuestro cuerpo, sobre todo si habitamos en lugares sumamente cálidos como lo es el estado de Sonora. El primer indicador de deshidratación es el color y elasticidad de la piel; para evitar una piel deshidratada y pálida necesitamos tomar suficiente agua, agregando electrolitos si es posible, ya que los electrolitos son lo que en realidad nos mantiene hidratados. Una recomendación general es la de consumir dos litros de agua diaria como mínimo, y reponernos del ejercicio, el sudor, y las bebidas diuréticas (como la cafeína) con 200 mililitros de agua por hora de actividad ó taza de bebida diurética. De igual manera, el consumir un abanico de alimentos saludables de cada grupo alimenticio (sobre todo variedad de frutas y verduras hidratantes) nos ayudará a mantener un tono de piel saludable, ya que es la forma más adecuada de ingerir todos los beneficios que nos ofrece cada alimento.
Debemos evitar el abuso de laxantes aunque sus etiquetas publiquen que son naturales, ya que en muchos casos contribuyen a una deshidratación profunda; y estar conscientes de que nuestro organismo aprovecha mejor todos los nutrientes mediante la ingesta de alimentos y no mediante el uso de cremas o autobronceadores con vitaminas.

lunes, 31 de mayo de 2010

¿Comemos para vivir, vivimos para comer, ó morimos por comer?

Seguramente algunos de ustedes han escuchado y/o empleado en alguna conversación el título de este artículo. La pregunta se hace con el fin de crear consciencia sobre lo que comemos, pero a fin de cuentas nos cuesta trabajo entender cómo es que debemos comer para vivir. Existen muchísimas enfermedades, como la diabetes y la hipertensión, que se desarrollan por llevar una mala alimentación y un estilo de vida sedentario. Las estadísticas actuales muestran las enormes cifras de personas que mueren por complicaciones de alguna de éstas enfermedades. Entonces, en realidad hay muchísimas personas que mueren por llevar una alimentación inadecuada.

¿Cómo podemos llevar una alimentación sanamente balanceada y prevenir enfermedades? Es muy sencillo, debemos consumir una variedad de alimentos de cada grupo alimenticio para obtener todos los beneficios que ofrece cada uno de ellos; en cuanto a energía, vitaminas, y minerales. Tomemos en cuenta los siguientes seis grupos como base para nuestra alimentación: lácteos, carnes, cereales, frutas, verduras, y leguminosas.

Entre estos grupos se encuentran las tres fuentes de energía principales para nuestro cuerpo: carbohidratos, proteínas, y grasas. Una recomendación general es la de consumir 2-3 productos lácteos, 2-3 productos de carne (res, pollo, huevo, cerdo, pescado, ó marisco), 6-11 productos de cereales integrales, 2-3 frutas, y 2-4 verduras al día. Recordemos que cada grupo de alimento se mide en porciones específicas. Por ejemplo: 1 fruta equivale a 1 manzana pequeña, ó medio plátano/mango, etc.

Es importante saber escuchar a nuestro cuerpo y trabajar con él, proporcionándole alimentos que lo ayuden a mantener un buen rendimiento durante el día. ¿Porqué comer alimentos poco nutritivos que únicamente logran hacernos sentir cansados y alentar nuestro metabolismo?, y ¿Porqué comer cuando realmente no necesitamos hacerlo, o no tenemos apetito? Son preguntas que debemos hacernos cuando comemos para descubrir porqué es que ingerimos realmente el alimento en el momento.

Una combinación entre alimentación balanceada y ejercicio es indispensable para mantener un estilo de vida saludable. Tres comidas principales y dos colaciones pequeñas entre comidas son suficientes para que una persona sana (sin enfermedades ni padecimientos) pueda mantener un buen nivel de energía durante el día. Lo mejor es incluir porciones moderadas de carbohidratos, proteínas, y grasas en cada comida, así como realizar actividad física diaria durante 30-60 minutos como mínimo.

viernes, 26 de marzo de 2010

OBESIDAD INFANTIL

El problema de la obesidad ha sido ya bastante estudiado y comentado. Aún asi, la población parece no conocer mucho a cerca de ésta grave enfermedad ni de los métodos de prevención. La obesidad infantil es ya una pandemia y un problema mayor, ya que un niño obeso tiene muy pocas posibilidades de vivir una larga y feliz vida. Hay muchísimos factores de riesgo, como la diabetes y la hipertensión, que se presentan junto con la obesidad. Tenemos un largo camino por recorrer en cuanto a prevención de ésta enfermedad, pero hay mucho por hacer empezando en nuestro hogar.

Una vez que se presenta esta terrible enfermedad, hay dos factores con los que podemos trabajar ya que son los más controlables: La alimentación y La actividad física. El Índice de Masa Corporal (IMC) es una de las medidas que se utilizan para diagnosticar la obesidad, y es solamente hereditario en un 33%. Por lo tanto, la obesidad exógena es totalmente controlable.

Es necesario modificar la conducta alimentaria, intercambiando los malos hábitos alimenticios por los buenos. ¿Y cuáles son estos? Es sencillo, aquellos que nos ayudan a llevar una vida saludable: 1. Facilitar alimentos sanos y comidas balanceadas durante el día, esto en cantidades módicas y/o adecuadas para cada etapa de crecimiento (balancear se refiere a la acción de incluir una variedad de alimentos de cada grupo, mientras se mantienen porciones moderadas y apropiadas para cada de crecimiento) 2. Mantener y respetar los horarios de comida. Esto es sumamente importante para el desarrollo de la conducta alimentaria, a demás tomemos en cuenta lo siguiente… No es recomendable que el niño coma frente a la tele; debemos educar a nuestros hijos a comer despacio y poner atención a los alimentos que consumen, así como a la sensación de hambre y de saciedad.

Como padres de familia es necesario ejemplificar la conducta. Debemos inculcar y practicar el hábito de hacer ejercicio, y realizar actividades extracurriculares, así como también mantener al niño motivado para realizar estas actividades y subir su autoestima. Recordemos que los niños no se alimentan solos, un mal hábito alimenticio es difícil de modificar una vez que se convierten en adultos.

Algunos nos preguntamos, ¿y cuáles en realidad son los alimentos nutritivos y saludables? ¿El cereal es uno de ellos? ¿Qué hay de los jugos en envase? Bueno, debemos aprender a analizar la información nutricional de los alimentos para distinguir si son saludables o no, y ¿Cómo logramos esto? Leyendo los ingredientes de un producto... Como por ejemplo, un envase que dice contener jugo 100% natural puede ser también una fuente significativa de azúcar refinada, y/o jarabe de alta fructosa. Este último ingrediente es un producto de azúcar concentrado, el cual logra endulzar el alimento a mayor grado sin necesidad de utilizar grandes cantidades de endulzante. El resultado de la ingesta es un gran incremento de azúcar en la sangre, el cual nos mantiene hiperactivos por un rato, pero al poco tiempo disminuye abruptamente haciendo que nos sintamos otra vez cansados y con ganas de consumir más.

Como recomendación adicional tomemos en cuenta lo siguiente:

No premiar a los niños con comida chatarra. Si se decide premiar a un niño con alimento, se pueden escoger opciones saludables como frutas y verduras, así ellos aprenderán que los alimentos nutritivos es lo que realmente beneficia a su cuerpo.

No mantener comida chatarra en el hogar, ya que el niño tiende a sobrealimentarse. La clave es involucrarlos en actividades que no incluyan el sedentarismo y la sobreingesta de alimento.

Productos de alto contenido calórico y bajo valor nutricional:
- Frituras
- Chocolates y dulces
- Jugos enlatados y/o procesados
- Productos congelados empanizados
- Pasteles y galletas
- Productos procesados, derivados de lácteos
- Postres de fruta enlatada
- Refrescos y bebidas azucaradas
- Cereales azucarados listos para comer
- Azúcar refinada y productos hechos con jarabe de alta fructosa